Todos sabemos, en mayor o menor medida, cómo una mala postura en las horas de trabajo frente al ordenador puede provocar dolor y acentuar los problemas de espalda y brazos pero, fuera del ambiente rehabilitador, ¿se conoce cómo una postura incorrecta puede afectar a la capacidad de desarrollo sensorial, motor, cognitivo y emocional infantil?
La postura cumple una serie de funciones tan vitales como la respiración y la alimentación. En el ámbito de la sedestación, la postura puede condicionar la capacidad y calidad en la libertad de movimiento de brazos y manos. Esto se debe a que la posición de la pelvis puede afectar al desempeño de las manos, debido a la influencia de esta en diferentes regiones anatómicas que estabilizan y orientan a las manos. Por tanto, una función importante de la postura es asegurar el mantenimiento del equilibrio durante el inicio, la continuación y la finalización de cualquier acción. Como dice Assaiante, la pelvis puede considerarse el primer marco de referencia estable, desde el que se controla el equilibrio del aparato locomotor y la producción de movimientos precisos.
Por otro lado, cuando un niño e encuentra en pleno desarrollo de sus habilidades sensoriales, motoras y cognitivas, la interacción con el entorno no solo es un medio de comunicación sino un factor esencial en el aprendizaje. Estructura y función trabajan sincronizadamente para lograr una meta común: la eficacia en la autonomía de las actividades básicas de la vida diaria.
Para ello, muchos niños y niñas con alteración en el desarrollo motor, dependen de productos de apoyo para lograr un asiento o sedestación funcional, que les ayude a alinear su cuerpo, al tiempo que les proporciona seguridad en los movimientos. Los asientos pélvicos o lechos posturales asisten al menor tanto en el contexto clínico rehabilitador, como en el entorno escolar o familiar, favoreciendo que puedan realizar diferentes tareas estando sentados. Cuando el niño no es capaz de caminar de forma independiente, la sedestación también será la postura adoptada en sus desplazamientos, ya sea de forma asistida o autónoma, mediante una silla de ruedas.
Por eso, cuando hablamos de asiento pélvico, nos referimos a producto de apoyo personalizado, hechos a medida con materiales que facilitan (unos más que otros) su modelado para que el niño se encuentre perfectamente posicionado.
Un asiento pélvico revolucionario
Al investigar, descubrimos que las soluciones existentes en el mercado no cubrían todas estas expectativas plenamente y nos planteamos el reto de buscar alternativas y generar innovación, teniendo en cuenta las consideraciones de usuarios/as y sus familiares. El resultado es un proyecto de desarrollo colaborativo, donde fisios y terapeutas son esenciales para lograr una solución viable, un asiento pélvico revolucionario y termoconformable sobre el paciente, que aporta notables mejoras en la calidad de vida del usuario, alargando su vida útil.
Se ha optado por un modelado por deposición fundida (término equivalente generalizado como fabricación con filamento fundido, FFF), proceso de fabricación aditiva utilizado para el modelado de prototipos y la producción a pequeña escala. Mediante esta técnica, se permite el uso de termoplásticos de producción para fabricar piezas resistentes, duraderas y dimensionalmente estables, ofreciendo calidad y personalización de producto final a un coste aceptable.
Innovación a coste justo
De las indagaciones iniciales sabemos que, en mayoría del territorio nacional, los niños y niñas con alteraciones en el desarrollo motor pueden adquirir un sistema subvencionado por la Seguridad Social, pero con un limitación importante: solo es posible renovarlos si han pasado 2 años. Nada que ver con el natural desarrollo del niño, que es mucho más rápido, por lo que, al final, las familias acaban asumiendo el coste de la renovación. En el método convencional, lo habitual es confeccionar a través de un incómodo proceso, un asiento de escayola modelado sobre el propio paciente implicando a varios profesionales. Y para más inconveniente, este sistema obliga a repetir el proceso según cantidad de asientos se necesiten dadas las características, evolución del niño o durabilidad.
Por tanto nuestro objetivo fue producir asientos pélvicos o lechos posturales a coste justo, diseñados por profesionales, optimizando materiales y proceso sin renunciar a máximas prestaciones de calidad, de manera que niño pueda contar con un asiento cómodo y moldeable, totalmente adaptable para que se adecue a su desarrollo y con capacidad de remoldearlo tantas veces como se quiera, lo que permite alargar su vida útil.
También nos propusimos evitar una fase previa a la fabricación del asiento y todas las molestias e incomodidades asociadas a la fabricación actual, donde el paciente debe permanecer en una postura incómoda, sustentado por elementos de apoyo y/o elevación hasta que se endurece la escayola, bajo la supervisión de varios terapeutas.
Tras los buenos resultados de las sesiones de control y evaluación realizadas, en estos momentos, seguimos trabajando para optimizar geométricamente este producto de apoyo y proponiendo mejoras en las que la opinión de los niños es determinante. De este modo, nuestro equipo continua avanzando hacia un prototipo funcional óptimo, que cada vez está más cerca.
Si nos quieres ayudar a desarrollar éste y otros proyectos sociales, puedes hacer una aportación o unirte a nuestro equipo en Teaming
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